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EL TRANSPORTE DE EMERGENCIAS PEDIATRICAS Y NEONATALES

Dr. Paúl Astudillo
Cirujano-Pediatra


Uno de los mayores desafíos para los países en desarrollo como el Ecuador, están relacionados con la salud de la población, y dentro de estos el arduo y difícil camino hacia la disminución de las tasas de mortalidad infantil. En nuestro país es conocido por todos, que se ha incrementado el presupuesto para la salud y se han incurrido en Ingentes gastos durante estos últimos años en el mejoramiento de infraestructura hospitalaria e implementación y re equipamiento de los hospitales del MSP, a nivel nacional, para mejorar la capacidad resolutiva de los servicios sanitarios del sector público. Persiguiendo este objetivo, el MSP ha emprendido en proyectos sanitarios exitosos en la disminución de la morbimortalidad infantil, como son los programas de inmunización, lactancia materna, protección de enfermedades catastróficas, etc., sin embargo, quedan temas pendientes como la atención de las emergencias neonatales y el trauma pediátrico, responsables de mantener altos niveles mórbidos, en los indicadores o tasas de mortalidad de la población pediátrica.

Para quienes vivimos en las grandes ciudades del país, (Quito-Guayaquil-Cuenca) el acceso oportuno a atención sanitaria especializada para solucionar patología relacionada con la salud del recién nacido, trauma pediátrico y otras emergencias pediátricas tanto médicas como quirúrgicas, parece una realidad posible, una percepción positiva, en virtud de la cercanía a Centros Médicos y Hospitales de Especialidades, con la concurrencia de equipos de profesionales en la mayoría de disciplinas. Pero esta situación no ocurre en áreas geográficas tanto del sector rural como de ciudades de menor índice poblacional. La realidad es totalmente diferente. Sin embargo tampoco es posible, construir grandes centros médicos con todas las especialidades pediátricas en todo lugar, sino más bien la tendencia mundial es generar mecanismos de derivación, a los pacientes a hospitales con mayor poder de resolución y concentración de patología, debidamente certificados y acreditados.

Desde este punto de vista el trasporte del paciente pediátrico y neonatal crítico, cobra gran importancia y actualidad. Hoy contamos con la red de ambulancias del ECU-911, para el transporte primario de la urgencia médica, desde el escenario o sitio de la emergencia o accidente hacia un hospital. 

Pero, ¿que pasa con aquel recién nacido o niño que por su patología requiere ser trasladado desde un centro de salud de menor capacidad resolutiva a otro en donde puedan resolver y atender adecuadamente al niño?

Ese es un verdadero drama familiar. Se inicia un vía crucis, tanto para la familia, como para los profesionales sanitarios del hospital base.

Contar con un adecuado programa de transporte del recién nacido crítico y del niño enfermo, debidamente integrado a la red del sistema de salud, constituye uno de los mejores mecanismos para llevar la tecnología y los recursos médicos a todos los pacientes, a los lugares más apartados del país, garantizando el acceso equitativo y oportuno de la atención en salud. Con este propósito el estado adquirió un número de unidades móviles debidamente equipadas y distribuídas al azar, a lo largo de la geografía del país. La falta de una coordinación y directrices de operativización, han motivado que no rindan el fruto deseado. 

Por lo tanto, es prioritario que en nuestro país, podamos contar con un programa estructurado de transporte de las emergencias neonatales y pediátricas, integrado al desarrollo de un sistema nacional de emergencias, con todos los medios disponibles, para salvaguardar la vida del recién nacido y niño críticamente enfermo, como un compromiso de estado, hacia la población. Para esto debemos contar con equilibrio territorial o regional, de centros de referencia ( Hospitales de tercer nivel ), con equipos de profesionales expertos en la atención del niño ( Neonatólogos, Pediatras, Cirujanos Pediatras) aspectos claves del transporte pediátrico y neonatal, por el conocimiento que tienen del niño y su patología y sus habilidades y destrezas técnicas para enfrentar situaciónes de emergencia. Finalmente decir que el transporte del niño crítico debe realizarse a través de una coordinación muy celosa y cuidadosa entre el hospital emisor y el hospital receptor, sin embargo un buen sistema de transporte no resuelve problemas estructurales del sistema público de salud. 



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