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La primera transfusión en un recién nacido.


La transfusión sanguinea en un recién nacido es una practica habitual en estos tiempos en que la medicina ha avanzado en técnicas seguras entre donante y receptor, así como en el aumento de la sobrevida de los recién nacidos prematuramente. Pero siempre hay un inicio y en el caso de la neonatología la primera transfusión se remonta a inicios del siglo XX, concretamente en 1.908 en Nueva York. Se lo realizó en una niña nacida de padres normales y con un parto en el que se utilizó fórceps. La paciente desarrolló a las doce horas de nacida un hematoma en la lengua que se extendió por detrás de su oreja hasta el cuello a las 36 horas de vida. Luego de realizar sus primeras evacuaciones meconiales, se observó sangre en las heces. Con el diagnóstico de infección intestinal recibió un tratamiento con aceite de castor y lactato de calcio. A los tres días estaba pálida y con claros signos de anemia. Una transfusión no se había intentado en un recién nacido hasta esos días, en adultos había demostrado sus beneficios, pero también había reportes de eventos catastróficos.
Con el consentimiento de sus padres, fueron convocados los cirujanos Alexis Carrel y Leo Brewer del Insituto Rockefeller, ellos estaban desarrollando técnicas de las anastomosis vasculares, investigación por la que Carrel recibiría el premio Nobel en 1.912.
Fue asi que, con una admirable destreza de los cirujanos, conectaron la vena poplitea de la niña a la arteria radial del padre, procedimiento realizado sin anestesia. El monitoreo clínico para decidir terminar el suministro de sangre fue el color de la piel y el estado de alerta de la niña, que pasó de la letargia a un llanto vigoroso y finalmente exhausta, se durmió. Fue dada de alta una semana después y a los ocho meses los médicos encontraron a una niña sana.
Lambert SW. el autor de la publicación, curiosamente centró la discusión en el origen de la hemorragia, a pesar de la gran publicidad que la prensa prestó al evento de la transfusión. Posiblemente se trató de la enfermedad hemorrágica del recién nacido, patología que se describiría años después. Utilizar anestésicos en esos días era un lujo y la determinación de los grupos sanguíneos, así como su utilidad en las transfusiones, no se perfeccionó sino hasta la primera guerra mundial. En todo caso la niña pasó anónimamente a la historia por este procedimiento.

Referencias
1. Lambert SW. Melena neonatorum with report of a case cured by transfusion. Med Rec. 1908;73:885–887
2. Tonse N. K. Raju Historical Perspectives: Cured by the Blood: The Story of the First Neonatal Blood Transfusion NeoReviews 2006; 7 (2) : e67-e68.

Apnea del prematuro ¿Aminofilina o Cafeína?

Tratamiento del Apnea del prematuro ¿Aminofilina o Cafeína?

Apnea, se define como la pausa en la respiración por más de 20 segundos o menos, si se acompaña de bradicardia (1). Esta última puede ser lo suficientemente severa como para requerir maniobras de resucitación, incluyendo el uso de ventilación mecánica con presión positiva. Es un problema que afecta hasta a un 80% de los prematuros menores de 30 semanas, 54% entre 30 y 31 semanas y 14% entre 32 y 34 semanas. (2).
Pueden dividirse como apnea primarias, generalmente asociada a la prematurez, o secundarias a una patología. Por su mecanismo pueden ser centrales, obstructivas o mixtas. Las claves para el diagnóstico son generalmente: a) paciente prematuro menor a 34 semanas, b) de aparición entre el tercer y séptimo día de vida; y, c) no encontrar otra patología evidente. La evaluación incluye exámenes sanguíneos, radiológicos e incluso neurofisiológicos. (3).
En cuánto al tratamiento, dos formas de metilxantinas (la cafeína y la teofilina) se usan para estimular la ventilación con el objetivo de prevenir la apnea y sus consecuencias. El objetivo de una revisión fue evaluar el efecto de la cafeína, comparada con la teofilina, en el riesgo de apneas y de uso de ventilación mecánica en niños prematuros con apneas recurrentes. 5 ensayos clínicos cumplieron una selección de varias bases de datos entre 1966 y 2009. Con un total de 108 niños los resultados fueron:
-- No se hallaron diferencias en la tasa de fracaso terapéutico (reducción inferior al 50% en las apneas o la bradicardia) entre los niños tratados con teofilina y los que recibieron cafeína luego de uno a tres días de tratamiento (dos estudios), ni después de 5 á 7 días (un estudio).
-- No hubo diferencias en la tasa media de apneas entre los dos grupos luego de uno a tres días de tratamiento (cinco ensayos), ni en cinco a siete días (cuatro estudios).
-- Los efectos adversos, es decir, presencia de taquicardia o intolerancia al alimento, que llevaran a modificaciones en la dosis fueron menos frecuentes en el grupo tratado con cafeína [riesgo relativo sumario 0,17; intervalo de confianza (IC) del 95% entre 0,04 y 0,72]. Este hallazgo fue consistente en tres estudios.
-- Ningún ensayo informó datos sobre el uso de ventilación mecánica, ni acerca de los efectos en el crecimiento y desarrollo.
La conclusión para los autores es que la cafeína parece tener efectos a corto plazo similares a los de teofilina en términos de apneas y bradicardia. La cafeína, al parecer, posee ciertas ventajas sobre la teofilina, ya que esta última se asocia con mayores tasas de toxicidad.(4)
En Quito se encuentra el citrato de cafeína en su forma oral. Por lo que la práctica utilizada habitualmente es empezar con aminofilina intravenosa mientra el recién nacido permanece en NPO, y luego reemplazar la terapia por el citrato de cafeína. Es importante realizar una buena prescripción ya que las farmacias realizan la dilución y el preparado en forma líquida con la concentración deseada. Debemos tomar en cuenta que la dosis administrada bajará en relación al peso, mientra el paciente crece.
Referencias
1. Apnea del prematuro Manual del Residente de Pediatría. Hospital Metropolitano 2.010 Sexta edición.
2. Guías Nacionales Ministerio de Salud de Chile. 2005 En: http://www.sids.org.ar/pdf/apneaprematurochile.pdf
3. Neonatología, Fisiopatología y Manejo del recién nacido.Gordon Avery. 2001
4. Henderson-Smart DJ, Steer PA. Caffeine versus theophylline for apnea in preterm infants. Cochrane Database of Systematic Reviews 2010, Issue 1. Art. No.: CD000273. DOI: 10.1002/14651858.CD000273.pub2. http://mrw.interscience.wiley.com/cochrane/clsysrev/articles/CD000273/frame.html

La salud y la enfermedad en la adultez en relación con sucesos al comienzo de la vida



Al iniciar la vida extrauterina, los seres humanos ya hemos definido en muchos casos el destino de nuestra salud. La relación entre la ganancia de peso intraútero y el desarrollo de enfermedades, principalmente cardiovasculares, se ha determinado en varios estudios epidemiológicos en adultos que nacieron prematuramente. Al tratar a un prematuro o recién nacido de bajo peso, debemos pensar en las posibles repercusiones en su futuro, no solo en lo neurológico que es la principal preocupación de un pediatra, sino también en su estado cardiovascular. En una revisión de Peter D. Gluckman, M.D., D.Sc., Mark A. Hanson, D.Phil., Cyrus Cooper, M.D., en New England Journal, se puede conocer más al respecto. Utero and Early-Life Conditions on Adult Health an Disease. N Engl J Me 2008;359:61-73.

Malformaciones congénitas



Es conocido que las malformaciones congénitas están entre las principales causas de morbilidad en los recién nacidos en el Ecuador. En un estudio publicado por los doctores Fabricio González y Ramiro López, se concluye la importancia de tener una base o registro de datos en el sistema de salud en el país. Si tienen más interés pueden visitar New paper: Congenital malformations in Ecuadorian children.


Encontrarán este importante documento en un interesante blog sobre medicina, genética y ADN, creado por el "Doctor Fabricio".

La maldición de Ondina

Cuenta una leyenda de origen germano, que Ondina, una ninfa de agua se enamoró de Sir Lawrence y se casaron. Aquello acabaría con la inmortalidad de la ninfa. El enamorado mozo prometio: “Que cada aliento que dé mientras estoy despierto sea mi compromiso de amor y fidelidad hacia ti”. Años después, mientras Ondina envejecía Lawrence perdía el interés en ella. Una tarde encontró a su esposo dormido en brazos de una joven. Ondina despertó a su marido rápidamente, le señaló con el dedo y pronunció su maldición: “Me juraste fidelidad por cada aliento que dieras mientras estuvieras despierto y acepté tu promesa. Así sea. Mientras te mantengas despierto, podrás respirar, pero si alguna vez llegas a dormirte, ¡Te quedarás sin aliento y morirás!. Sir Lawrence estuvo entonces condenado a mantenerse despierto para siempre.
Recuerdo al pequeño recién nacido que me llevó a conocer esta leyenda, con sus pequeños ojos nos observaba mientras permanecía conectado al ventilador, como pidiendo explicación, era imposible desconectarlo. Simplemente cuando se dormía no respiraba. Luego de varios intentos, tratamientos, búsqueda de ayuda, finalmente el pequeño durmió para no despertar jamás.
Este síndrome de hipoventilación central congénita está asociado a mutación nueva del gen phox2b (herencia autosómica dominante) en más del 90% de los casos. Los pacientes dependerán de la ventilación asistida y algunos de la colocación de un marcapaso en el músculo diafragma. Todo esto conlleva una serie de complicaciones resultantes de la hipoxia, hipercapnea y de las infecciones recurrentes. La muerte a corto plazo es el desenlace inevitable para la gran mayoría.
Dos enlaces para conocer más de esta rara enfermedad.

¿Glicemia o Glucemia?


¿Porque decimos glicemia, cuando deberíamos decir glucemia?. Debido a que la palabra tiene su origen en el griego glykys, que quiere decir dulce. De allí que idiomas como el inglés o el francés escriban "glycemia" y "glycemie" respectivamente. Seguramente la influencia francesa en la medicina latinoamericana en sus inicios, y la norteamericana en la actualidad, nos obliga a utilizar un termino que no consta en el diccionario de la Real Academia Española. Personalmente me es indiferente cualquiera de las palabras, lo importante es que entiendo el mensaje.